Controlar capitales es volver a los ’80

El objetivo de esta nota es analizar el tema del control a la entrada de capitales, no desde el punto de vista de lo que se podría haber hecho aprovechando ese “maná” del cielo para diseñar la política económica, porque esto ya fue analizado en una nota en Ambito Financiero el 21/03/95, sino poner algunos puntos en claro sobre otras cuestiones que trae aparejadas cuando se habla sobre la balanza de pagos de una nación:

1)Algo sumamente importante y básico a la vez es tener presente que cuando se discuten temas sobre la balanza de pagos debe definirse con precisión lo que ésta significa.

La balanza de pagos es el registro de todas las transacciones que se realizan entre los residentes y los no residentes de una nación. A su vez, el concepto de residencia no tiene nada que ver con residencia física sino económica, o sea dónde está el centro de interés económico de un agente económico. Ej.: una familia tiene su centro de interés económico en aquel país donde tiene una vivienda que es tratada como la residencia principal. Una empresa tiene su centro de interés económico en aquel país donde produce una cantidad significativa de bienes y/o de servicios.

Además, la balanza de pagos está formada por la cuenta corriente y la cuenta capital (incorporando a la misma los activos de reserva del banco central y el endeudamiento en el cual incurre el país para cerrar sus problemas de balanza de pagos). Adicionalmente, ambas son idénticas y permanentemente la segunda está financiando a la primera (haya déficit o superávit en cuenta corriente).

2) Para darle un marco conceptual que permita acotar la discusión a cosas racionales sería interesante pensar qué es lo que nos dice la teoría económica del bienestar (en el sentido de eficiencia).

Según ella, el óptimo social se logra cuando todas las posibilidades de generar una ganancia han sido explotadas.
Si por alguna razón (distorsión) no se puede llegar a ese óptimo (first-best) naturalmente hay que remover la distorsión para llegar a él actuando de manera directa. Ej.: cuando una fábrica poluciona el medio ambiente, es óptimo en aquel sentido, establecer un impuesto que grave la producción de la misma. La idea es ir directamente al foco del problema.

– Aporte

Pero a veces (por el motivo que sea), no es posible remover la distorsión, por lo tanto, el first-best no puede ser alcanzado (de hecho, en estas circunstancias, puede dejar de ser deseable). En ese caso, aparece la teoría del second-best según la cual en ciertas oportunidades es mejor introducir distorsiones en otros mercados para no estar tan lejos del ideal (first-best).

Por supuesto que esta teoría expuesta en sus primeras veces por Richard Lipsey y Kelvin Lancaster en la década del 50, ha sido utilizada para introducir todo tipo de regulaciones a la economía argentina (supuestamente para estar más cerca del first-best) que ya sabemos a dónde nos llevó y que trabajosamente ahora se están derrumbando.

Sería un aporte importante desde lo académico y aplicado que la corriente de pensamiento que considera más eficiente una economía con control sobre la cuenta capital que otra sin él, demostrara que las distorsiones que existen en el mercado de bienes (cuenta corriente) al ser acompañadas por distorsiones en el mercado de activos (cuenta capital) nos llevan a una situación de bienestar más alto que sin control sobre los capitales; o sea, ¿cuál es el argumento de eficiencia económica por el cual es mejor distorsionar a la cuenta capital de la balanza de pagos?.

2)Cuando se habla de control a la entrada de capitales en realidad se está hablando de control sobre la cuenta capital (si su resultado es positivo estamos en presencia de entrada de capital y si es negativo hay salida de capital), o sea, no dejar que el capital que se tranza entre residentes y no residentes de una economía fluya libremente.

Sin pretender ponerle un tinte dogmático a la discusión conceptual que está apareciendo ya que es un tema muy profesional, es prudente puntualizar que no es lógico desde el punto de vista conceptual y temporal discutir sobre cómo se controla la entrada de capitales cuando en realidad hoy hay salida como hemos tenido en el primer trimestre de 1995 por más de u$s 5.000 millones por primera vez desde hace cuatro años y cuando nunca se planteó una crítica seria a la apertura que se ha hecho en la cuenta capital desde fines de 1989 en la época en que en el resto del mundo pugnaba por venir a la Argentina.

– Ejemplo

Por otro lado, Chile es elegido como el país ejemplo en el manejo de la cuenta capital. Al respecto, es importante que tengamos en cuenta que este país ataca directamente con medidas a la salida de capital actuando sobre los stocks (estableciendo plazos mínimos para poder girar al exterior el capital previamente ingresado) y sobre los flujos (gravando con una tasa de impuesto a las ganancias más alta a las utilidades giradas al exterior que a las reinvertidas en el país donde se generaron).

Por supuesto que colocar barreras a la salida de capital es también actuar indirectamente sobre la entrada (la discusión de hoy en la Argentina) porque el no residente que piense en entrar capital, lo hará para poder ganar alguna renta o ganancia de capital en dólares después de incluir el sobreimpuesto explícito o temporal que fija el país (o lo que es lo mismo, sube el riesgo país), por lo cual, si ese capital todavía no ha entrado, va a pensar dos veces en hacerlo.

– Globalización

Además, dado que las principales empresas chilenas cotizan en la bolsa de Nueva York y manejan volúmenes de operaciones que son varias veces los del mercado chileno, cada peso chileno que va hacia esas acciones es tan entrada de capital como si cruzara las fronteras de Chile, con lo cual ni siquiera con controles a la entrada de capital se maneja la cuenta capital (lo mismo ocurre con la Argentina en cuanto a los volúmenes que se operan localmente versus en los EE.UU. tanto en acciones como en deuda) por el simple efecto de la globalización de los mercados sobre una economía como la chilena que tiene años de un manejo razonable de su política económica.

En un extremo, se podría constituir un mercado off-shore que compitiera con las empresas radicadas en el país y esto derrumbaría el efectivo control de los capitales. Si se quiere generar menos crecimiento del crédito (que es lo que se busca cuando se piensa en imponer barreras a la cuenta capital), para eso existe la política monetaria.

En ese sentido, es importante puntualizar que Chile no tuvo, previo a la entrada en vigencia del control sobre la cuenta capital, décadas de control de cambios, un proceso hiperinflacionario, varios estallidos hiperinflacionarios y una refinanciación de depósitos como sí tuvo la Argentina cosa que hace absolutamente incomparables a ambas economías. Un control de la cuenta capital puede funcionar en Chile pero es difícil que lo haga en la Argentina. Además, que Chile haya sufrido menos el efecto México no tiene nada que ver con su control sobre la cuenta capital sino con los “fundamentals” de su economía que han estado mejor que los nuestros.

4)El control sobre la cuenta capital al generar penas (Ej.: plazos mínimos para girar hacia el exterior el capital) para aquellos que tranzan dólares no comerciales es como tener un control de cambios exactamente igual como los que hemos tenido durante décadas.

Cuando existe un control de cambios, solamente las operaciones de tipo comercial se liquidan por el mercado oficial que es el tipo de cambio que en teoría defiende el gobierno. El resto de las operaciones se cursan por el mercado libre.

La pregunta más importante para responderse cuando se establece un control de cambios es ¿por qué siempre el dólar libre está por encima del dólar comercial?. Muy simple, si hubo un gobierno que decidió que las operaciones financieras (de portafolio) son “malas” es porque tiene miedo de que los capitales reaccionen ante algo que necesariamente es oscuro, eso es el déficit fiscal; entonces, como a pesar de que el gobierno tiene déficit fiscal también pretende que la gente se quede financiandolo por la fuerza, pone penas a los que no quieren.

Ámbito Financiero – Pág. 16 – 12 de Mayo de 1995

José Luis Espert

José Luis Espert

Doctor en Economía

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